La decisión de Morena de bajar la candidatura de Bárbara Botello a la alcaldía de León revela una profunda división interna y el predominio de intereses personales sobre el bienestar del partido y sus potenciales votantes. La exalcaldesa, que ya había sido anunciada como la abanderada morenista para la gubernatura de León, fue apartada bajo el argumento de una impugnación interna, pero las verdaderas razones parecen estar vinculadas a un cálculo político que prioriza las aspiraciones de Claudia Sheinbaum y Alma Alcaraz sobre la cohesión y la democracia interna.
La designación de Vanessa Montes de Oca Mayagoitia en lugar de Botello sugiere una manipulación de la candidatura para favorecer a ciertos sectores dentro del partido, más que una decisión basada en la meritocracia o el respaldo popular. El hecho de que Sheinbaum haya sido informada de las “encuestas” que mostraban negativamente a Botello y la posibilidad de restar votos a su candidatura, evidencia una falta de transparencia y democracia interna en Morena.
La actitud de Sheinbaum durante su visita a León, al dejar en suspenso la confirmación de candidaturas y mantener a Botello en segundo plano, refuerza la percepción de que Morena prioriza los intereses de ciertos candidatos sobre otros, en detrimento de la unidad y la cohesión partidista. Esta situación pone en duda la credibilidad y la coherencia del partido, que se presenta como una alternativa de cambio pero que parece estar más preocupado por asegurar el poder interno que por representar verdaderamente los intereses de la ciudadanía.